Cultura empresarial: El futuro es brillante, el futuro es (obviamente) naranja
La cultura empresarial puede tener un papel importante en la decisión de un cliente a la hora de realizar una compra. Las personas quieren comprar de gente que les gusta y de compañías en las que confían. Una encuesta del «Fortune Knowledge Group» explicaba que para un 60% de los entrevistados lo que la compañía defendía era 3 veces más importante que su capacidad para innovar y su cuota en el mercado.
Las prácticas centradas en el cliente apoyan en gran medida esta teoría, pero gran parte de lo que hace genial a una compañía en los ojos de la gente está arraigado en la manera en la que se hacen negocios. El 81% de los entrevistados en la encuesta enfatizó en que las relaciones a largo plazo con negocios ocurrieron cuando las compañías fueron capaces de hacer una correlación directa entre lo que creen y como realizan sus operaciones.
A nivel interno, la cultura de la compañía es algo que necesita ser organizado desde arriba hacia abajo. Liderando con el ejemplo y aún así estar siempre informados de las necesidades a ras de suelo del negocio. Esto es un acto de malabarismos que se hace más fácil al estar activamente involucrado en las operaciones diarias. Ayuda el tener un balance entre los empleados más antiguos, que ya se han hecho con “la manera de Eland” y los principiantes que traen a la oficina nueva vitalidad. La cultura de empresa necesita un cuidado genuino, ya sea un compromiso a la formación y el conocimiento o implementando soluciones ecológicas y éticas allá cuando sea posible. Por supuesto, un buen sentido de la diversión y oportunidades regulares para que el personal se relaje no pueden faltar, la fiesta de Navidad de 2015 todavía da de que hablar en septiembre y hay una sensación de compañerismo en el bar local los viernes por la tarde.
Sin embargo puede ser complicado mantener esa cultura cuando las operaciones están dividas entre más de un lugar. No hay que hacer esto simplemente en las múltiples localizaciones en el Reino Unido, el abrir oficinas en Europa hace especialmente importante transmitir una sensación de quién somos. Francia, por ejemplo, es nuestro asociado comercial más cercano y el tercero en la lista de países al cual Reino Unido exporta en libras, tras Alemania y Estados Unidos. Según las estadísticas comerciales de «HM Revenue and Customs» sobre el comercio ultramarino, de los £11.6 billones de exportaciones dirigidas a Europa en julio 2016 £1.46 billones estuvieron destinados a Francia. Hasta ahora en 2016 el valor de exportaciones total de Francia reside en £10.99 billones, un 6.6% del valor total. La representación sobre el terreno es importante y tener una oficina situada físicamente en Francia nos ayuda. La gente quiere saber si somos locales, incluso si eso solo significa estar en el mismo país, y que hay un apoyo nativo al que dirigirse por teléfono o email. Sin embargo lo que realmente aumenta en acceso a productos, información sobre servicios y ayuda a los nuevos clientes a hacerse una idea de lo que lo que defendemos, es una presencia digital con contenido traducido.
El inglés puede ser la lingua-franca para negociaciones internacionales pero el español y el mandarín son más hablados mundialmente y tres cuartos del mundo internáutico están formados por hablantes extranjeros de inglés. Lanzar las páginas webs traducidas continuará siendo un objetivo clave de marketing. Por supuesto, hay elementos que, en aras de la corrección técnica, no serán traducidos al principio, pero con una plantilla multinacional en todos los departamentos es posible ofrecer esta segunda línea de apoyo, así entregando los compromisos de atención al cliente y la cultura de empresa tal y como está hecha para los clientes ingleses. La esperanza es que, independientemente de tu situación geográfica o idioma, veas que el futuro del cable es definitivamente naranja.