Ferris eléctricos de Dinamarca
¿Qué se logra si se cruzan 57 baterías Tesla con 200 personas y 30 vehículos? Afortunadamente no es una broma (no se nos dan bien los chistes), en realidad es el mayor ferri completamente eléctrico del mundo. El ferri eléctrico Ellen navega entre la isla danesa de Ærø y el puerto de Fynshav, en el continente, y acaba de obtener el reconocimiento por su liderazgo en la categoría de transporte y movilidad de los premios europeos a la energía solar 2020 de EUROSOLAR, una organización sin ánimo de lucro que promueve la energía renovable.
El ferri eléctrico utiliza una combinación de energía renovable, baterías y motores eléctricos para recorrer la ruta de 20 km, que es una distancia pequeña si se compara con las distancias que cubre el tráfico marítimo, pero es también un ejemplo alentador de lo que se puede lograr en un sector que en la actualidad recurre principalmente al diésel como fuente de alimentación. Según las cifras de un reciente informe de la BBC y Ship-Technology.com, Ellen ayudará a reducir en 2000 toneladas las emisiones de CO2, en 41 500 kg las de NOx y en 1350 kg las de SO2 cada año. Ellen e-Ferries también estima que más del 70 % de las rutas de ferris europeas comenzaran en breve a utilizar barcos de propulsión eléctrica.
Dinamarca tiene una sólida historia de adopción de tecnologías renovables con alrededor del 80 % de su producción de energía a partir de fuentes sostenibles, de las que casi el 60 % es energía eólica, principalmente en parques marinos. A finales de 2020, la agencia de noticias Reuters informó de que un fondo de inversión habrá puesto en circulación 775 000 vehículos eléctricos en 2030, un gran aumento respecto a los 20 000 que se calcula que circulan actualmente por las carreteras danesas.
En cuanto a la industria náutica, la tecnología de las baterías puede no estar suficientemente avanzada para electrificar las rutas de ferris y cargueros de larga distancia, pero podría convertirse pronto en realidad a medida que mejora la densidad de energía de las celdas. El desafío seguirá siendo encontrar maneras de proteger estas tecnologías de movilidad eléctrica de los elementos, ya que el agua salada es altamente corrosiva para cables y baterías. Pero no existe ningún motivo por el que la industria de los ferris, entre muchas otras, no pueda adoptar la transición a una manera de funcionar más sostenible y más limpia.