EL AUMENTO DE LA DEMANDA DE VEHÍCULOS ELÉCTRICOS

Los conductores y sus vehículos siguen estando en el punto de mira de muchos que buscan un futuro más ecológico y sostenible. Desde el 8 de abril de 2019, el centro de Londres cuenta con una nueva zona de emisiones ultrabajas (ULEZ, por sus siglas en inglés) donde los vehículos que no cumplen unos niveles de emisiones de gases de escapes reducidas tienen que pagar una tasa añadida a la tasa por congestión. Además existen planes para ampliar esta zona a los límites de las circunvalaciones norte y sur a partir del 25 de octubre de 2021. El trayecto a la capital saldrá caro a aquellos conductores cuyo vehículo no cumpla las condiciones exigidas: 12,50 libras esterlinas al día con una sanción de 160 libras si no se paga. Los coches de gasolina matriculados después de 2005 y los vehículos diésel con matrícula posterior a septiembre de 2015 por lo general cumplen los requisitos de emisiones de la ULEZ, aunque todavía circulan por nuestras carreteras muchos conductores con vehículos que no respetan estos límites. Los camiones y vehículos industriales deberán hacer frente a una tasa todavía mayor (100 libras esterlinas diarias) como parte de una iniciativa que con seguridad reducirá los niveles de contaminación y emisiones en la capital.

Medidas como la ULEZ, junto con una mayor concienciación sobre nuestra huella de carbono y la ya anunciada prohibición de la venta de vehículos con motor de combustión interna diésel o de gasolina en Reino Unido para 2040, están favoreciendo la adopción de vehículos híbridos y eléctricos y encaminándonos hacia una energía verde y un futuro más sostenible.

Los vehículos eléctricos ya no son un producto que solamente compraría esa vecina o tía nuestra superecológica que se abraza a los árboles. A pesar de que el primer vehículo eléctrico fue producido en 1832 por un inventor británico, Robert Anderson, los modelos que podemos ver en nuestras carreteras hoy en día son claramente muy distintos. La versión de coche eléctrico de Anderson y otros derivados de esta anteriores a la década de los ochenta no eran rentables desde el punto de vista de la producción: los coches que conocemos en la actualidad se denominan VE de producción de la era moderna para distinguirlos de las versiones anteriores, con tecnologías que aún estaban “en pañales”.

En la actualidad, la mayoría de los consumidores se plantearía la compra de un vehículo eléctrico o al menos de un híbrido y muchos, de hecho, ya poseen uno: en 2017 se vendieron un millón de VE en todo el mundo y, en Reino Unido, uno de cada doce coches nuevos vendidos fueron eléctricos (de un volumen de ventas de vehículos nuevos total anual de 2,5 millones). La aceptación global de los vehículos de transmisión eléctrica podría deberse en parte al cambio en las actitudes hacia la sostenibilidad, pero también puede asociarse a la evolución del diseño y tecnología de los propios vehículos. Por lo general, todo el mundo coincidía en que los primeros modelos de vehículos eléctricos simplemente no tenían un diseño lo suficientemente atractivo para animar a la mayoría de los conductores a abandonar su automóvil ordinario o su robusto SUV. Dado que las baterías sumaban un peso importante al de la carrocería del vehículo, se destinaron millones de libras a investigación y desarrollo con el fin de hacer los circuitos lo suficientemente potentes para propulsar pesos de hasta 14 toneladas. También se invirtió en nuevas tecnologías para ampliar la vida útil de la batería y convertir así estos vehículos en una opción más práctica para el uso empresarial. El peso de la batería seguirá siendo un inconveniente, ya que las baterías de los VE trabajan más que las de los vehículos tradicionales y se unen varios módulos en conjuntos de batería para ofrecer potencia adicional. No obstante, para contrarrestar este hecho, los fabricantes de coches emplean materiales ligeros como el aluminio y la fibra de carbono, que contribuyen a que el vehículo pueda ofrecer esa conducción potente y reactiva que espera el conductor. Con SUV eléctricos como el Range Rover Sport híbrido enchufable o el I-Pace con batería eléctrica de Jaguar y los automóviles eléctricos asequibles (y no tan asequibles) de otros fabricantes populares entre los consumidores como Tesla, BMW o Nissan, ya no es necesario renunciar a la elegancia o la potencia. 

El sector de los VE seguirá creciendo año tras año y, junto a él, las industrias que abastecen ese mercado. La demanda de materias primas como el cobre y el aluminio hará que prosigan las operaciones de minería y se prevé que la demanda de materiales como el cobalto, el litio o el grafito aumente considerablemente. De manera global, aún es preciso abordar los retos que plantea la demanda de electricidad para cargar estos vehículos (la actual red eléctrica no podría satisfacerla si todo el mundo enchufara uno mañana mismo), pero a medida que se construyan e incorporen a la red instalaciones de energías renovables, como los parques eólicos y las granjas solares, se seguirá avanzando hacia la mentalidad común necesaria para obrar un cambio realmente duradero. Aún queda mucho para que los VE se conviertan en la “norma” y los vehículos diésel y de gasolina antiguos acaben en el desguace, pero si fabricantes como Tesla, Bentley, Lamborghini, BMW, JLR, Ford o Mercedes Benz están haciendo hincapié en los modelos híbridos y completamente eléctricos de sus gamas, sin duda vamos por buen camino.